📚 Acepta tu destino

¿Qué crees que es peor: dar poco o dar demasiado?

Parece una pregunta fácil: “hombre, mejor dar siempre de más que de menos”. En tu relación, en tu trabajo, en todo.

(Que al jefe y a la pareja mejor tenerles contentos)

Pues estamos muy equivocados. Ambas opciones son igual de terribles a largo plazo.

Te lo explico.

Imagina que mañana plantas una semilla.

Una semilla a la que quieres más que a tu hija; la mimas a todas horas y la riegas con agua 100% mineral.

En cambio, a tu hija le das latas de conserva para comer y le tiras a la calle con sus amigos en cuanto sale el sol.

¿Qué es lo más probable que suceda?

Que mueran los dos.

Tu hija por no hacerle ni caso y la semilla por hacerle demasiado, porque tu ansiedad porque crezca un árbol fuerte te ha hecho regalarla demasiado y que se ahogue.

Parece exagerado, pero sucede cada día. ¿O no conoces a nadie a quien le hayan dejado por ser demasiado pesado en su relación?

Puedes estar tranquilo, la pesadez no es una enfermedad genética incurable. En realidad sucede por un motivo sencillo:

Nuestro temor a que los resultados no sean los que esperamos.

A que la relación no fructifique, que la semilla no crezca. Y es ese temor el que precisamente, haciendo que te sobreexcites en cuidarlo, se convierte en realidad.

Pero, ¿acaso hay alguna forma de saber cuál es el punto medio correcto?

No, porque no todas las semillas ni los entornos donde crecen son iguales. Lo que en un caso es mucho, quizá en otro sea poco.

Y ahí volvemos a la rueda de “temor al resultado - ansiedad - matarla por regarla demasiado”.

No, es un ciclo interminable. La clave no está en buscar el punto medio, está en hacer lo que tienes que hacer y punto.

Porque los resultados no están en tu mano, pero tus acciones sí. Y que estas estén bien no depende del resultado.

Lo único que debe captar tu atención es hacerlo de la mejor manera posible. Cuidar lo mejor posible de tu relación, de tu semilla. A partir de ahí: nada.

Desapégate del resultado, quizá salga bien o quizá no. Prepárate para ambos casos y permite que suceda.

Porque solo así, sin miedo, es como germinan las mejores plantas.

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