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📚 El día que partí una flecha con el cuello
No lo intentes en casa
¿Cuál es la mejor estrategia para hacer una presentación inolvidable (literalmente)?
“La monotonía es el enemigo del impacto. La variación es la llave hacia la resonancia”.
Hace cinco años, fui a una conferencia que jamás podré olvidar.
La impartía un gurú financiero. Porque sí, yo también caí en la telaraña en algún momento.
(Y mírame ahora: no solo no he logrado hacerme rico sino que soy escritor…)
El caso es que de lo que dijo el gurú no me acuerdo de nada. Un par de trucos mágicos, tres recetas secretas y para casa.
Pero sí hubo algo que se me quedó grabado. Un ejercicio que aún siento como si hubiera sucedido ayer.
Te lo cuento.
2 personas, una frente a la otra. La primera sujeta una flecha (de verdad, de las de Robin Hood) con la palma de la mano.
Por la parte de madera, claro. Porque la punta la tiene la segunda persona colocada en el hoyo entre el cuello y el pecho.
Una vez en posición el ejercicio era sencillo. La segunda persona (en este caso yo) solo tenía que dar dos pasos hacia delante a pesar de la flecha.
Romper mis barreras mentales y avanzar hacia la gloria, decía el gurú.
En mi cabeza solo veía una muerte prematura. Pero oye, ya había pagado los 90$, la muerte no podía ser peor.
Así que con todas mis fuerzas di el primer paso. Noté que la presión en mi cuello subía.
Pero después, poco a poco, di el segundo.
Y la flecha se partió en dos.
Quizá no fue la mejor conferencia de mi vida, pero sí que me llevé una experiencia inolvidable. Algo por lo que aún lo sigo recordando.
Y esa, en la comunicación, es la mayor lección.
Siempre que debas hablar hacia un público busca los cambios. Rompe con la monotonía, crea recuerdos.
No seas como las charlas TED. Que no tengo nada en su contra, pero me dan mucha rabia.
Porque por muchas charlas que vea, a los dos días no me acuerdo de nada.
En su lugar, trata de ser como Salt Bae.
El de las gafas de sol que echa la sal al bistec de forma rara. Pues ese.
Caerá mejor o peor, pero hay algo que no se le puede negar: ha logrado convertir lo común en extraordinario.
Te vas de su restaurante emocionado por haberle visto echar la sal. Igual de memorable y menos doloroso que una flecha.
Volviendo al caso: recuerdos y cambios. Los humanos odiamos la monotonía.
No nos gustan las canciones que siguen siempre el mismo tono, ni los partidos donde todo acaba 0-0.
Para aplicarlo en tu charla, puedes usar:
Las variaciones en tu tono de voz
Contenido multimedia que les sorprenda
Ejercicios prácticos y memorables
Eso sí, sin flechas, si no quieres dar tu segunda conferencia desde la cárcel.
PD: este es un pequeño extracto de la guía que enviaremos el domingo, con todas las pepitas resumidas en menos de 15 min del libro Las 16 leyes indiscutibles de la comunicación, de John Maxwell. Si quieres recibirlas, entra a Libro al Día PRO antes del domingo a las 19:00.


"The 16 undeniable laws of communication", por John C. Maxwell
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