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📚 El hombre de hielo tiene la clave para construir hábitos, y ni siquiera habla de ellos
Tengo una anécdota fantástica que deja entrever uno de los mayores problemas que tienen las personas para construir hábitos, y su solución.
Leyendo esto y aplicándolo, ya está, lo tienes. Aquí va:
Tengo un familiar que quiere tener el hábito de comer mejor (muchos pasamos por esto).
Creo que esta es la quinta o sexta vez que lo intenta un par de semanas y, cabreado (muy cabreado) lo deja irremediablemente.
Un día, tomando un café para ponernos al día me confesó esto y luego me dijo:
“Tío, las cosas buenas deberían de ser más fáciles, normal que estemos todos enfermos coño”.
—Lo que pasa es que a veces las cosas malas son más fáciles y dan más dinero… —le dije verbalizando mis pensamientos.
Cuando dije aquello con la M bien grande de McDonalds ametralleándome la cabeza, un fogonazo de luz atravesó mi cabeza.
Ese fogonazo era Wim Hof, el hombre de hielo.
Resulta que justo en ese momento estaba estudiándome las implicaciones que tiene el frío y la respiración profunda sobre el cerebro. Para un proyecto personal que tengo.
Y como una de esas casualidades de la vida, caí en que este tipo raro tenía la clave que buscaba mi primo para construir sus hábitos. Una frase que necesitaba escuchar que cambiaría por completo su mentalidad.
Dice así:
“Me levanto por la mañana y hago mi respiración. No lo hago porque sea bueno para mí, aunque lo es, sino porque con ello me siento bien. Por eso quiero hacerlo”.
Se la leí. Me miró. Se la volví a leer.
“Me levanto por la mañana y hago mi respiración. No lo hago porque sea bueno para mí, aunque lo es, sino porque con ello me siento bien. Por eso quiero hacerlo”.
Abrió lo ojos. Parecía que había entendido algo. Abrió la boca. La cerró. Se lo leí de nuevo.
“Me levanto por la mañana y hago mi respiración. No lo hago porque sea bueno para mí, aunque lo es, sino porque con ello me siento bien. Por eso quiero hacerlo”.
Repetí, ahora destripando la clave de la frase completa:
— No lo hago porque sea bueno para mi, sino porque con ello me siento bien… ¿lo tienes? —dije contento.
“Hostia, sisi, pero dímelo tú porfa”.
Mira, te voy a decir lo mismo que le dije a él:
Resulta que crear un hábito porque sabemos que es bueno para nosotros NO es suficiente.
Dejar de comer comida basura y comer espinacas porque sabemos que es más sano, NO es suficiente. Correr a diario porque sabemos que es lo correcto, NO es suficiente.
Lo que necesita nuestra cabecita primitiva es sentirse bien para construir cualquier hábito.
Si eso que haces te hace sentir bien tu cabeza te dirá: dame más de eso.
Pero si sufres, si batallas por crear el hábito, si te martirizas porque no estás consiguiendo tu objetivo, tu cabeza querrá huir de allí lo más rápido posible.
Tus niveles de cortisol, la hormona del estrés, crecerán y te dirán: a mí dame hamburguesitas y sofá, que me siento a salvo, tranquilo, y no tengo que cansarme.
Esa es la clave, construir hábitos NO porque sean buenos para ti, sino porque los disfrutas.
Cuando quieras algo tienes que meterte en la cabeza que lo estás disfrutando. Tienes que gozarlo cada vez que lo haga. Tienes que hacerlo con una idea en la cabeza: quiero más de esto.
Esta es una de la mayores claves de los hábitos, pero NO es suficiente para dominarlos.
Este domingo nuestros Suscriptores PRO recibirán todas las claves resumiditas, explicadas y al grano de Hábitos Atómicos. Gran libro.
Si ya estás dentro las recibirás, si no, decirte que no tenemos todavía abiertas las plazas.
Un abrazo.
Charlye.

Pepita de hoy de: "Hábitos Atómicos", por James Clear

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