📚 La caída del gigante

Aprende a perder un millón al día

Conocemos el éxito de Henry Ford y cómo revolucionó el mundo del automóvil…

Pero, ¿te han contado alguna vez su posterior caída?

Los grandes líderes ganan autoridad cuando se desprenden de ella”.

James Stockdale

“Fabricaré un automóvil para la multitud. Lo suficientemente grande para una familia, pero a la vez pequeño para que un individuo pueda cuidarlo.

Hecho con los mejores materiales, pero con un precio tan bajo que esté al alcance de todos.”

Con este sueño en mente, Henry Ford fundó la Ford Motor Company. Y pronto lo cumplió.

Solo 11 años después de su fundación, Ford producía casi el 50% de todos los coches de Estados Unidos.

Una auténtica burrada.

Pero… Pronto llegaría la cara B de esta historia.

En la que Ford pasó del éxito a perder 1 millón de dólares al día.

Te la cuento:

“Su modelo T, más que cumplir las expectativas, las había rebasado y apaleado.

No podían contener su alegría. Aunque los ingenieros no tardaron en ver algo raro.

Concretamente, cuando le presentaron a Ford un prototipo del modelo T mejorado. Al fin y al cabo, el éxito está muy bien, pero hay que seguir avanzando.

O eso opinaban todos menos Henry Ford, quien arrancó las puertas de sus bisagras y destruyó el coche con sus propias manos.

Se había enamorado tanto de su modelo T que no tenía intención de cambiarlo ni mejorarlo.

Y así se mantuvieron durante 20 años.

Cada líder que intentaba convencerle de lo contrario era derribado. Para él, no eran fiables, solo querían quitarle su trono.

De hecho, su paranoia aumentó tanto que creó un departamento en la empresa para investigar y seguir a sus empleados.

Poco a poco, y no faltos de motivos, sus mejores directivos se fueron marchando. No le veían ningún futuro a la Ford.

Ni siquiera cuando, de mala gana, Henry aceptó lanzar un nuevo producto: el modelo A.

Porque llegaba tan tarde que era infinitamente inferior al de sus competidores.

Y así se demostró en el mercado. El modelo A apenas se vendió, y el que una vez fue el gigante automovilístico se sumió en la ruina durante 35 años.”

¿Qué debemos aprender de esta historia?

Ford cometió unos cuantos errores, pero podríamos resumirlos en uno solo: no otorgar poder a sus empleados.

Porque cuando un líder no puede (o no quiere) dar poder a otros, levanta barreras que nadie puede atravesar.

Y si estas barreras permanecen mucho tiempo, la gente se rinde o se va a otra organización donde sí les permitan demostrar su potencial.

Aunque no creas que es algo aislado; el comportamiento de Ford es muy común.

Jefes que temen perder su posición, que se espantan de los cambios (aunque sean a mejor) o que simplemente no tienen la autoestima suficiente. 

Todos, sin excepción, acaban creando un clima catastrófico. Y de ahí a la ruina de Ford hay medio paso.

“Y entonces, ¿Cómo doy poder a mis empleados?”

Solo necesitas dos claves:

  1. Creer en ellos. Si confías en su potencial y se lo demuestras a diario, acabarán confiando más en sí mismos.

  2. Abrirles la jaula: según Theodore Roosevelt, “el mejor ejecutivo es quien selecciona a los mejores para desarrollar un plan, y después sabe refrenarse y no entrometerse cuando cumplen con su deber”.

Siendo claro: contrata a los mejores, y cuando estén haciendo su trabajo no seas pesado.

"Las 21 leyes irrefutables del liderazgo", por John Maxwell

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