📚 La enfermedad del tiempo

Nunca retes al reloj a una carrera

¿Qué es la cronopatía y cómo la estás sufriendo?

La rapidez, que es una virtud, engendra un vicio, que es la prisa”.

Gregorio Marañon

- Mi médico me ha recomendado descansar.

Llevaba dos semanas con insomnio y jaquecas. Así que quedé con Charlye (el otro escritor) para decirle que me pillaba vacaciones.

- Qué mal. ¿Y vas a ser capaz?

No. Yo ya lo sabía; sentía el descanso como un método alternativo de tortura.

Pero a los amigos tampoco hay que preocuparles.

- Lo intentaré.

Hoy, tras unos meses de aquello, te puedo confirmar dos cosas:

1. Efectivamente, no fui capaz.

2. Lo que yo sufría era una enfermedad y tenía nombre: cronopatía.

“La enfermedad del tiempo”. Si no fuera tan tóxica sería hasta poético.

“Más poético sería si supiera por qué me cuentas esto”, pensarás. Voy al grano:

Creo que todos, TODOS, la sufriremos en algún momento. Unos más, otros menos, pero a todos nos caerá.

Es el precio a pagar por la sociedad en la que vivimos. Una sociedad donde la máxima aspiración es la productividad y la eficiencia.

Así que mejor será que aprendas a identificarla. Y a eliminarla… Aunque no quieras.

Sí, aunque no quieras. Porque yo en aquel momento no quería curarme de la enfermedad; me sentía como un dios griego del aprovechamiento del tiempo.

Creía que así lograba ser más productivo en mi trabajo, hacer más planes con mis seres queridos y, en definitiva, aprovechaba mejor mi vida.

Todas resultaron ser mentira.

Pero empecemos con el parte médico. Sabrás que tienes cronopatía si:

1. No te gusta tener días libres, sientes que son una pérdida de tiempo.

2. Cuando tienes que ir al taller, tardas tres semanas porque no hay hueco en tu agenda.

3. Te agobia estar con gente sin hacer nada, necesitas actividad.

Si pasas así un tiempo te aumentará el estrés, el dolor de cabeza. Te quedarás solo porque la gente no aguanta tu ritmo. Pero eso no es lo peor.

La cronopatía no aumentará tu productividad en el trabajo. Puede que hagas más, pero no mejor; si no solo mira la historia.

René Descartes tuvo sus sueños y visiones tras varios meses descansando.

Newton reinventó la física sentado bajo un árbol observando una manzana.

Y Platón construyó los pilares de la física paseando en los jardines de Akademos.

Ninguno tuvo sus grandes ideas en un momento frenético de su vida, porque corriendo no se puede ver la belleza ni el trasfondo de nada.

Tampoco de la propia vida.

Quizá seas la persona que más aprovecha el tiempo, pero, ¿eres la que más lo disfruta?

Hace unos meses desde que yo la sufriera. Ahora, he aprendido el valor de no hacer nada, de la calma. He eliminado las mentiras que me decía para mantener mi enfermedad.

Ahora hago menos, pero disfruto más. Y eso, créeme, es lo que de verdad importa.

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