Vamos a romper de una vez con esta idea absurda: La que dice que necesitas perder la cabeza para ser un artista.

Tomemos a Van Gogh, por ejemplo

El hombre se cortó la oreja y la envió por correo. Suena poético, ¿verdad?

Pero la verdad es que era un grito desesperado en medio de su locura.

Este gesto no lo convirtió en un mejor pintor, sólo mostró su profundo sufrimiento.

Sylvia Plath es otra historia trágica

Era una poeta brillante, pero una mañana la escritora se despertó, les preparó el desayuno a sus dos hijos, y después se quitó la vida metiendo la cabeza dentro de un horno y abriendo la llave de gas.

¿Eso hizo sus poemas más intensos? No, solo dejó un vacío y una tristeza inmensa.

Sigamos, porque también tenemos a Kurt Cobain

El símbolo del grunge, se voló la cabeza con una escopeta a los 27 años….

Su música ya era legendaria, y su sufrimiento (desde luego) no la mejoró, solo acortó su vida, futuras obras, y dejó a su familia y a millones de fans desolados.

Y no podemos olvidarnos de Bukowski

Siempre borracho y miserable. Sus historias estaban empapadas en alcohol y autocompasión. Pero, ¿era necesario todo ese dolor para escribir bien?

Mira lo que dijo una vez un sabio:

“El mundo no necesita más grandes artistas, lo que necesita son más personas decentes”.

No recuerdo quien lo dijo, pero debió de ser alguien muy listo…

(Sería gracioso que ahora te dijera que lo dijo Bukowski).

Verás, digan lo que te digan: ni caso

La salud mental siempre será más importante que cualquier cosa a la que te quieras dedicar.

El precio a pagar por alimentarte de alguno de tus hobbies es demasiado alto si lo que consigues es perder la cabeza, a tus seres queridos, y la vida.

Mejor hagamos como Stephen King

Aquí tenemos a un hombre que también luchó contra sus demonios.

King, desde antes de ser conocido hasta poco después de empezar a serlo, estaba atrapado en una espiral de alcohol y drogas. Creía firmemente que lo necesitaba para escribir.

Se había hecho famoso así, y dejarlo le aterrorizaba.

Pero, en lugar de dejar que ese sufrimiento lo consumiera, decidió enfrentarlo.

Sabiendo que era lo mejor, aunque con ello abandonara la pluma, dejó el alcohol.

No obstante (sólo para su sorpresa), en la sobriedad se encontró así mismo con una claridad y habilidad superiores que lo convirtieron en una máquina de bestsellers.

¿Lo ves?

No necesitas estar al borde del abismo para crear algo de altura

Y como ejemplos de claridad mental hay muchos más: podríamos hablar también de Haruki Murakami.

Pero no lo haré porque el correo se haría largo. Su caso —que es de mis favoritos— lo mencionaremos en el Resumen del libro completo que enviaremos este domingo a nuestros Miem-bros PRO.

La idea de que el sufrimiento es el precio del arte es, desde luego, una mentira romántica.

La realidad es que la creatividad puede florecer en la paz y la estabilidad.

Ser un buen artista no significa perderte en la oscuridad. Significa encontrar la luz y seguir adelante. Así, tu arte no sólo sobrevivirá, sino que florecerá.

Y en lugar de perder tiempo luchando contra tus demonios, lo invertirás en crear más de aquello para lo que has nacido.

Y si aún dudas, piensa en esto: el mundo ya tiene suficientes mártires

Lo que realmente necesita son artistas que vivan para contar sus historias, no que mueran en el intento.

Así que, si eres uno de esos que glorifican la locura, para y empieza a valorar la cordura. Es la única manera de seguir creando sin destruirte en el proceso…

⭐️ Hoy me gustaría recomendarte la historia de Nena Daconte:

Tras alcanzar la fama su carrera cayó, pero según ella fue lo mejor que le pudo pasar: "El fracaso [...] me devolvió la estabilidad mental". Aquí tienes la entrevista que le hicieron después (es de La Razón, revista de cotilleos, pero es que es un grandísimo ejemplo de que lo mejor es: tener salud mental).

¡Que le den a los talentos si nos hacen desgraciados!

Pepita de hoy de: "Sigue adelante", por Austin Kleon

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