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📚 Lo que bien empieza...
También en tus presentaciones
Da igual tu edad, tu país o tus ingresos; no eres un ser humano si nunca:
Has releído un email después de haberlo enviado.
Has apagado el microondas antes de que acabe para evitar su pitido infernal.
La has liado hablando en público.
Para las dos primeras no existe solución. Estás condenado a repetirlas de por vida.
La tercera probablemente también. Pero hoy, al menos, aprenderás a no liarla en la primera frase.
Que ya es mucho.
“Los cimientos sólidos se forjan en los primeros pasos”.
Te cuento: aprendí esta lección hace medio año, mientras preparaba mi presentación del trabajo final en la universidad.
Presentación. Dios, hay pocas cosas con las que lo pase peor.
Así que en una de esas noches que no podía dormir, me puse a investigar cómo hacer el inicio perfecto.
Porque lo que bien empieza bien acaba… O eso había escuchado.
Te resumo los resultados de mi investigación. Primero, cómo NO empezar tu presentación:
Nunca, por nada del mundo, empieces diciendo “no soy buen orador, pero…” o “me avisaron a última hora de este discurso”.
Solo lograrás verte como un cordero en el matadero. Y si alguien tenía ganas de escucharte, con ese jarro de agua fría, ya no.
Tampoco empieces dando las gracias como si fueran los Óscar. Quizá para ti sea importante, pero a tu audiencia le importa poco.
Con estas dos claves ya te evitarás hacer el ridículo al empezar la presentación. Pero, ya que estamos, vayamos un paso más lejos.
¿Cómo hacer un inicio espectacular, que enamore a todo el palco?
Existen tantas formas como imaginación tengas, pero las más efectivas son:
Con una frase célebre
Ya sea de un autor o creada por ti mismo. Impactarás al espectador, le crearás curiosidad por saber lo que se viene.
Por ejemplo, imagina que hablas de inteligencia artificial. Puedes empezar diciendo:
“Como dijo Steve Wozniak, “nunca confíes en un ordenador que no puedas lanzar por la ventana.”
Con una pregunta
Pero no una de sí o no cualquiera, sino una pregunta que les haga meditar para introducirlos en el tema.
Ejemplo: “¿Heredarán los robots la Tierra?”
Mostrando un objeto
Esto es muy de Hollywood: enseñar la escopeta para que estés toda la película atento a cuándo la usan.
Muéstrales un objeto con el que les crees misterio, pero eso sí, después ocúltalo. Si no el público pasará toda la presentación mirándolo.
Ejemplo: subes al escenario con una pelota roja, pero no dices nada. Solo la escondes hasta el final.
Ahí les dices: “Mirad, aquí caben 2 millones de microchips actuales. Es decir, es el hogar de 256 posibles ChatGPTs”.
(Cifras totalmente inventadas, por cierto)
Con cualquiera de estas formas te ganarás su atención, solo tienes que elegir la que mejor se adapte.
PD: si quieres aprender más sobre cómo dominar tu comunicación y tus presentaciones, este domingo enviaremos todas las pepitas de Las 16 leyes indiscutibles de la comunicación, de John Maxwell. Para recibirlas, entra a Libro al Día PRO antes del domingo a las 19:00.


"Las mejores técnicas para hablar en público", por Carlos Brassel
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