📚 No seas como yo

No seas como yo

Quedaban solo 30 min. Tenía que encontrarlo a toda costa.

Ya había revisado todas y cada una de las notas de mi móvil, de la Tablet, del disco duro y del Pendrive con forma de moto naranja.

Con sudores fríos y un nudo en el estómago llamé a mi abuelo. Normalmente, cualquier dato que buscaras lo tenía anotado en la nevera. Cualquiera, menos este.

“20 min. Se acabó: todo o nada”.

Ese fue el momento donde decidí convertir la casa en la escena de un robo con violencia. Cajones por el suelo, joyeros en la mesa, ropa hasta colgada de la lámpara. De dos a cinco años, si un vecino confuso me denunciaba.

Ya imaginaba todas las portadas: “ÚLTIMA HORA: Joven detenido por robar en su propia casa. ¿Esquizofrenia? ¿Drogas? Seguiremos informando”.

Pero entonces lo vi. En una esquinita de un armario desde Dios sabe cuándo. La funda de tela gris que antaño contenía unas gafas de sol, pero ahora protegía otro Pendrive con el dato que necesitaba.

Corrí al ordenador. 10 minutos para enviarlo o me quedaba sin beca, sin universidad y con cara de idiota.

“Inserte contraseña”. Mierda, a correr otra vez.

A falta de 2 minutos logré enviarlo. Me relajé en la silla, con cara de haber entrado en unas aguas termales.

Pero desde entonces, siempre que entro a mi Notion recuerdo ese momento.

Hay que reírse de uno mismo.

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Crea tu segundo cerebro, de Tiago Forte.

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PD: ¿Qué dato contenía ese Pendrive que necesitaba desesperadamente enviar? La verdad, no lo recuerdo. Pero tampoco importa.