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📚 Sí, hay días donde todo sale mal
Pero esos días marcarán que tengas éxito o que no 🧠
📚 Sí, hay días donde todo sale mal
⌛Tiempo de lectura: 4 minutos.
En esta pepita aprenderás:
¿Qué diferencia a los que ganan a veces de los que ganan siempre? 🏆
¿Por qué la incomodidad debe ser tu nueva zona de confort? 💯
¿Cómo debemos actuar frente a los problemas externos? 😮💨

Tenemos un problema. Un problema de los gordos, además .
A todos nos encanta que nos vaya todo bien. Que nos levantemos y nos entre el solecito por la ventana, que el autobús pase justo cuando llegamos a la parada o que nuestro jefe nos reciba con un abrazo y un ascenso .
Ojalá, ¿verdad? Pues no.
Hoy te darás cuenta de por qué todo eso es horrible a largo plazo. Y te lo explicaré con una anécdota de Toni, tío y entrenador de Rafael Nadal 🔽.
Hay días donde todo sale mal 🙁
“Esa misma mañana habíamos aterrizado en la ciudad. Estábamos bastante cansados; la acumulación de partidos en las últimas semanas había sido muy alta.
Pero este era un torneo importante para la carrera de Rafa y estaba solo a dos días de comenzar, así que comimos algo breve y nos fuimos directos a entrenar.
😮💨 La verdad es que, cuanto más avanzaba el entrenamiento, más preocupado me sentía. Rafa no paraba de fallar, pero peor aún: cada vez que tiraba una bola fuera hacía gestos de desaprobación muy evidentes.
Cuando llegué al límite de mi paciencia le pregunté:
¿Rafael, se puede saber qué pasa? ¿A qué vienen esos gestos?
Las bolas. No botan como deberían, Toni; con ellas es imposible jugar.
No te preocupes por las bolas, no te las van a cambiar. Es lo que hay. Pero da exactamente igual, la culpa siempre es del tirador, no de la flecha.
La conversación acabó ahí y seguimos entrenando. Evidentemente yo sabía que las bolas eran horribles, botaban como si debajo hubiera una cama elástica, pero nunca me han gustado las excusas.
El caso es que llegó su debut, y como todo parecía indicar, Rafa perdió el partido de forma estrepitosa.
Pasados unos días decidí hablar con él tranquilamente. Le expliqué que creía que su fallo había sido mental, se había encallado en una excusa inútil y lo había tirado todo por la borda. Ya en frío lo entendió, y acordamos trabajarlo intensamente para la siguiente competición.
Una competición que albergaba una tremenda casualidad. Las bolas eran exactamente las mismas que en la ocasión pasada.
Yo miraba constantemente a Rafa en los entrenamientos previos. Él sabía lo que pasaba, pero no se permitió hacer ni el más mínimo gesto.
Tras una intensa preparación, de nuevo, llegó su debut. Y aquí sí, Rafa ganó contundentemente. Pero no solo eso, sino que fue pasando rondas y rondas… Hasta que, finalmente, se llevó la copa 🏆
¿Sabes qué fue lo primero que le dije al bajar a celebrarlo?: ¿Y las bolas? ¿Qué ha pasado con las bolas?”
¿Qué puedo aprender de esta historia? 💡
La realidad es que solo el 1% de las veces disfrutarás de una total comodidad. Las bolas, la pista, las zapatillas,… Todo puede salir mal.
¿Es eso motivo para retirarte o para perder? Porque significaría que solo eres el mejor el 1% de las ocasiones, una cifra bastante triste 🤔.
En palabras de Toni: no te preocupes, tus incomodidades no te las van a cambiar. Eso sería como tapar el problema con un dedo en lugar de enfrentarte a él.
La clave está en acostumbrarnos a enfrentar la incomodidad. Eso es lo que diferencia a los mejores de los mejores ocasionales: que los factores externos les dan igual. Es más, en lugar de quejarse los abrazan, porque saben que será un factor diferencial para los demás.
🟡 Así que ya lo sabes: olvídate de las bolas y de todo lo que pueda pasar. Si quieres ganar SIEMPRE, acostúmbrate a vivir en la incomodidad.
✨ Resumen en una frase: "La culpa siempre será del arquero, no de la flecha."


"Todo se puede entrenar", por Toni Nadal


Vivimos en un mundo incómodo, pero no todo tiene por qué serlo.
Últimamente hay libros peores que masticar piedras. Sus ideas son muy buenas, sí, pero parecen retarte a detectarlas entre toneladas y toneladas de paja.
Por no hablar de su formato. Párrafos de 50 líneas, con microtamaño y un dinamismo nulo.
A veces echo de menos volver a los jeroglíficos, que al menos le metían dibujos.
El caso es este: hay libros que son así y que aún en esas debemos leerlos, porque las pepitas que contienen son abrumadoras. Pero tampoco podemos permitir que nos amarguen durante un mes la vida.
(Eso si tienes la suerte de leer un libro al mes)
Entonces, ¿cómo hacerlo? Te propongo una solución: desde Libro al Día hemos creado nuestro Reto de Lectura Ágil.
Un programa vía email con el que aprenderás a leer libros de 300 páginas en 30 minutos, tanto los horrendos como los que no.
Pero… Ya nos conoces, esto no es un curso como otro cualquiera. Si me pidieras lo típico de “defínelo en 3 palabras”, te diría:
Cómodo: solo te harán falta 20 minutos diarios, un lápiz y un papel. Por lo demás, puedes hacerlo desnudo y en chancletas.
Rutinario: no te pediremos que te exilies al monte Fuji. Durante los 21 días que dure podrás seguir haciendo tus rutinas, yendo al chiringuito con tus amigos y de fiesta hasta las 10 de la mañana. Solo que además de eso aprenderás a leer rápido.
Raro: te explicaré cada lección con ejemplos de mi vida personal o anécdotas bastante bizarras. De hecho hasta habrá tiempo para hablar de Dungeons & Dragons.
Todo esto combinando la teoría con la práctica, y claro que sí, metiéndole muchos dibujitos.
Si te apetece más información o apuntarte, puedes hacerlo clickando aquí.
Recuerda que cerramos inscripciones en unos días (31 de mayo). No te quedes fuera.
Te veo dentro.

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Pepita extraída por Iván F.G.
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