Los millonarios, seres de otro planeta

Estos semidioses que nadan en piscinas de oro mientras el resto de nosotros discutimos si comprar leche de avena es una extravagancia…

En realidad no son tan tontos como para despilfarrar su dinero en tonterías.

Nos encanta imaginar que se gastan millones en aviones privados, islas privadas, y cualquier cosa que suene a "privado".

Pero la realidad es que los millonarios que se quedan millonarios no se comportan como adolescentes con la tarjeta de crédito de papá.

El que derrocha dinero como si fuera agua, probablemente no es millonario. Y si lo es, no lo será por mucho tiempo.

Los millonarios de verdad cuidan su dinero como a un hijo

Porque saben que una vez que empieza a escaparse, es difícil de atrapar.

Y no, no me refiero a que se estén privando de lujos o que vivan como monjes en un templo. Ellos gastan, pero gastan de manera inteligente.

Y esa es la clave.

Warren Buffett evita gastos impulsivos.

Elon Musk reinvierte en sus propias ideas.

Sarah Blakely empieza negocios de forma modesta.

Chris Sacca, inversionista, es muy selectivo al invertir.

O Tim Ferris, quien delega tareas eligiendo bien a quién paga.

Si no te das cuenta de esto, entonces prepárate para seguir viendo cómo los demás hacen fortuna mientras tú sigues en la fila del café con leche de avena.

Y no se trata sólo del dinero.

También están obsesionados con otra cosa: su salud.

Cuidar de tu cuerpo es crucial para mantener tu cuenta bancaria llena.

Los millonarios entienden que si su cuerpo es un desastre, su mente también lo será, y cuando la mente es un desastre, las decisiones que tomas son, bueno, un desastre mayor.

Por eso no los ves metiéndose 4 donuts antes de una reunión importante.

Porque estar sano no solo significa vivir más tiempo; significa estar más despierto, más consciente, más capaz de tomar decisiones que te llenen los bolsillos.

¿Y qué pasa cuando te sientes bien contigo mismo?

Te conviertes en una máquina de confianza.

Y esa confianza, adivina qué: atrae más dinero.

Te vuelves el tipo que no solo entra en una sala, sino que la conquista. Y cuando lo haces, la gente quiere hacer negocios contigo.

Porque nadie quiere hacer tratos con un tipo que parece que acaba de levantarse de la siesta o con alguien que es un mar de inseguridades.

Quieren hacer tratos con el tipo que les cae bien, con el que les gustaría pasar más rato, con ese con el que aprenden, con ese con el que todos quieren hacer tratos.

Así que, en resumen: deja de gastar como un loco, cuida tu salud y mejora tu autoestima.

Pepita extraída del libro: “Hábitos para ser millonario", por Brian Tracy

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¡Hasta la próxima lección!

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